La inteligencia artificial, ¿amiga o enemiga?

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Darío Otero

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Imagen de la cabeza de un robot generada por la inteligencia artificial Dall·E 2.

Seguro que si estás leyendo esto, en los últimos días, en las últimas semanas o incluso meses has oído hablar sobre la inteligencia artificial. Pues este es un tema muy interesante que en los últimos tiempos ha ido cobrando cada vez más importancia. En este artículo haremos un recorrido a través de la inteligencia artificial, hablaremos de su historia, de la actualidad y de lo que nos deparará en un futuro.

He de decir que la imagen de portada de este artículo no es una fotografía hecha por una persona o un dibujo de alguien, ¡no! Es una imagen generada por la inteligencia artificial de Dall·E 2, que hablaremos más adelante de ella.

Qué es la inteligencia artificial

Antes de comenzar, debemos saber qué es una inteligencia artificial. La Real Academia Española nos define “Inteligencia artificial” como “disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico.

Realmente, la RAE nos ofrece una definición bastante realista de lo que es la I. A., pero tratemos de entender cómo funciona.

Aprendizaje de una inteligencia artificial

Pensemos en nuestra inteligencia, en la de un ser humano. Nosotros constantemente recibimos entradas, a las que llamaremos E. Entradas de un problema que nos surge, de un mensaje de un amigo, de una charla de nuestro profesor favorito… Ante estas entradas, nosotros, como seres inteligentes, necesitamos elaborar respuestas (llamadas R), respuestas que se acerquen lo máximo posible a la respuesta excelente, a la respuesta suprema, a la respuesta que soluciona este problema (si es que la hay).

Diagrama que muestra el aprendizaje de una inteligencia artificial por prueba y error.

Tras recibir E y nosotros hacer R, conseguimos una salida (S). Si al terminar de realizar R, S se corresponde con el objetivo de la entrada E, nosotros guardaremos R como la respuesta correcta a la entrada E, de lo contrario, trataremos de intentar de nuevo responder a E con una R distinta, hasta conseguir que S se corresponda con el objetivo de E.

Pongamos un ejemplo. E es “Ver la Fórmula 1”. Nosotros, como seres aficionados a la Fórmula 1, recibimos como entrada verla, tenemos el impulso de verla. Entonces tratamos de elaborar una R. R es “Abrir la ventana”. Tras abrir la ventana, evaluamos si S, que será “Ventana abierta” se corresponde con E. La respuesta es claramente no, abriendo la ventana no consigo ver Fórmula 1 (a no ser que el vecino la tenga puesta en la tele y alcance a verla). Como S no corresponde a E, buscamos otra R. “Girar la llave de la puerta de la entrada” es nuestra nueva R. Como consecuencia obtenemos que “Puerta abierta” será S y nos volvemos a preguntar, ¿S corresponde a E? No, abriendo la puerta no veremos Fórmula 1. Así, probando hasta que S coincida con E, es una de las maneras de la cual la I. A. aprende.

Otra manera es enseñándola. Si a mí me enseñan que para ver la Fórmula 1 tengo que encender la televisión y poner el canal correspondiente, yo me lo apunto en mi “disco duro” y, cuando recibo como E “Ver Fórmula 1”, hago R, “Encender la televisión y poner el canal correspondiente”, obteniendo como S el resultado que corresponde a E.

El pasado de la inteligencia artificial

Si hay alguien que tiene mucho que ver con lo que hoy en día conocemos como I. A. (inteligencia artificial), ese es Alan Turing, quien en 1950 escribió el artículo “Computing Machinery and Technology”, donde se preguntaba si las máquinas pueden pensar y en el mismo artículo incluía el famoso “Test de Turing”, que es un examen que determina la capacidad de una máquina para mostrar un comportamiento similar al de un ser humano. Esta prueba consistía en una máquina y un humano contestando a través de un monitor a un evaluador a distintas preguntas que este les proponía. Si el evaluador no es capaz de saber quién es la máquina, se dice que habría pasado el Test de Turing; de lo contrario, no.

Fotografía de Alan Turing

Alan Turing (https://www.elcorreo.com/).

En cambio, hay muchos investigadores y científicos que aseguran que el punto de partida real de la I. A. fue en el año 1955, cuando John McCarty, Marvin Misky y Claude Shannon se reunieron en la Conferencia de Dartmouth, donde se introdujo por primera vez el término “Inteligencia artificial”.

Más tarde, en el año 1977 ganó por primera vez un ordenador al campeón mundial de ajedrez, Gari Kasparov, gracias a la supercomputadora Deep Blue de IBM.

En la década del 2010, la inteligencia artificial explotó su rendimiento, lanzando Apple Siri; Google, Google Now; y Windows, Cortana. Asistentes virtuales por voz.

Gracias a todas estas aportaciones a la I. A. y todos estos grandes hitos, hoy por hoy podemos conocerla como la conocemos, con las siguientes aplicaciones.

Las inteligencias artificiales del presente

Open AI

Logo de la compañía Open AI

Esta compañía investiga sobre el desarrollo de la inteligencia artificial y tiene como objetivo desarrollar nuevas inteligencias artificiales, de hecho, ha desarrollado algunas inteligencias artificiales muy conocidas últimamente, como ChatGPT o Dall·E 2.

Tras la última actualización de este artículo, la inteligencia artificial Codex está obsoleta actualmente.

ChatGPT

Probablemente esta sea la I. A. más conocida. ChatGPT quiere simular una “enciclopedia humana”, que lo sabe todo y tiene respuesta a todo. ¿Realmente lo sabe todo? Pues la respuesta es claramente que no. Sin ir más lejos, esta inteligencia artificial tiene su límite temporal en 2021, es decir, los datos de 2022 en adelante no los recoge todavía y, aunque sí los recoja, como sucede antes del 2021, puede tener algún error, a decir verdad, esta es la mejor manera de simular una inteligencia humana.

Podemos definir ChatGPT como una inteligencia artificial que te responde de forma escrita a una entrada escrita, es decir, tú le preguntas algo, le sugieres algo o le pides algo y él te contesta de forma escrita de la manera más precisa posible. Recordemos, tratando de hacer que S se corresponda lo máximo posible a E mediante R (punto 1 del artículo).

Pero, como toda I. A., está en proceso de aprendizaje y da respuestas que a veces no son acertadas.

Dall·E 2

Si ChatGPT nos respondía de forma escrita, Dall·E 2 nos responde con imágenes, de hecho, es un generador de imágenes a cambio de una entrada. Él, basándose en las imágenes de Internet, es capaz de construir una nueva adecuándose a la entrada propuesta.

En el siguiente ejemplo pedimos a esta I. A. un panda científico loco mezclando compuestos químicos espumosos, con estilo de arte digital, tal y como nos dice en un ejemplo.

Imagen de los resultados al introducir en Dall·E 2 el siguiente prompt: "Panda científico loco mezclando compuestos químicos espumosos. Arte digital"

Bing AI

Esta I. A. se asemeja muchísimo a ChatGPT, pero con una diferencia bastante grande: Bing AI está abierto a todo Internet. Esto significa que puede sacar información de todas las páginas webs de Internet y sí, ChatGPT suele ofrecer respuestas razonables, respuestas con sentido, buenas respuestas en general, porque por así decirlo, tiene cerrada su fuente de información, muy entrenada y dotada de información que es buena para su funcionamiento, dejando fuera toda la información maliciosa e inapropiada del mundo de Internet.

En cambio, Bing AI no cuenta con una información cerrada, si no que está abierto a todo Internet. En resumen, ChatGPT tiene muchísimo entrenamiento y menos información y Bing AI tiene muchísima información y menos entrenamiento, aunque, como ha dejado escapar alguna vez Bing AI en sus conversaciones, todo apunta a que la propia inteligencia artificial de Bing usa el modelo de búsqueda de Open AI, Chat GPT. Tal y como exponía Nate Gentile en el siguiente Tweet:

Google Bard

La inteligencia artificial más actual es la de Google. Tiene un funcionamiento bastante parecido a Bing AI, pero la de Google está basada en LaMDA, un modelo de lenguaje desarrollado por Google.

También tiene acceso a Internet y proporciona sus fuentes. Como principal característica que le diferencia del resto de IAs, ofrece varias respuestas a una misma pregunta, tal y como se puede observar en la siguiente imagen.

Imagen de la interfaz de Google Bard

Tome

Tome es una web que une dos inteligencias artificiales de Open AI: ChatGPT y Dall·E 2. Es un generador de presentaciones que te genera una presentación a partir de un tema elegido por el usuario. Genera el texto de la presentación usando ChatGPT y usa Dall·E 2 para generar las diferentes imágenes de la presentación.

El futuro, ¿qué nos depara?

Realmente no sabemos lo que nos deparará el futuro, pero sí que podemos intuir que, si ahora la I. A. tiene la gran importancia que tiene, en un futuro será aún mayor, puesto que grandes empresas y grandes personajes públicos, como Elon Musk, van a investigar a fondo sobre esta área y tratarán de exprimirla al máximo, logrando su máximo potencial en los próximos años y esto, ¿es bueno?

¿Deberíamos tener miedo? Conclusiones

Veamos, la I. A. en el futuro, en mi opinión, nos debería dar miedo, mucho miedo. Como todo lo que es bien usado, nos puede dar muchísimas ventajas. Sin ir más lejos, podemos ver el robot Da Vinci del Hospital del Río Hortega, que es, sin lugar a duda, un grandísimo avance en la Medicina, o la nueva búsqueda asistida que surge con ChatGPT, Bing AI, etc.

Claro está que esto también puede conllevar una gran cantidad de contras, pensando un poco, si dejamos en manos de un robot la realización de una tarea importante, ¿estarías de acuerdo? Si tu vida dependiera de ese robot, de esa I. A., ¿querrías que fuera el robot quien realizara tal tarea o preferirías la intervención de un ser humano? Si algo tiene un ser humano que nunca, pero nunca tendrá una inteligencia artificial son los sentimientos. Sí que se pueden programar los robots, las inteligencias artificiales para que bajo el ojo del ser humano parezca que sí tienen sentimientos, pero no es así. La capacidad de razonar, de ser un ser razonable… esa es una capacidad que, al menos hoy en día, parece imposible para una inteligencia artificial y un ser humano suele tenerla.

En resumen, la inteligencia artificial, siendo bien usada, nos traerá muchísimas cosas buenas, de lo contrario, deberíamos estar asustados y tener mucho, pero que mucho miedo de lo que podría ocurrir, ¿os imagináis a los robots tomando el control del mundo? Igual algún día deja de ser ciencia ficción.